miércoles, 17 de septiembre de 2008

Quién es Alejandro Peña Esclusa?


Ultimamamente en los medios televisivos salvadoreños se ha comenzado a transmitir spots de una tal "Fuerza Solidaria". Buscando un poco en la web encontré la siguiente información sobre su fundador.

"¿Quién maneja a Alejandro Peña Esclusa, el neofascista venezolano que está de gira desde hace meses por Europa y América? En su tierra no representa a nadie, es un antisemita y un golpista, pero en Roma lo recibe el Secretario del UDC [el partido post-democratacristiano, N. d T.], Lorenzo Cesa y el Cardenal Renato Martino y en España se entrevista con el ex Presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol, y el Presidente del Partido Popular (PP) de Cataluña y ex Ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Piqué. Sigamos paso a paso, desde Washington hasta el Vaticano pasando por los escuadrones de la muerte salvadoreños y los milicos argentinos, la operación (análoga a la que condujo a Ahmed Chalabi, acusado de bancarrota, a ser el hombre de la Casa Blanca para el Irak post-Sadam) con vistas a una solución autoritaria para la Venezuela saneada por Chávez.

Recapitulemos: Alejandro Peña Esclusa es un oscuro personaje de la derecha neofascista latinoamericana. Tan oscuro que, al presentarse a las elecciones obtuvo 2.424 votos, el 0,04%. Menos mal, siendo como es portavoz de una organización antisemita y que se le vincula con el líder histórico del fascismo (atlantista) brasileño Plinio Correa de Oliveira, jefe de la secta “Tradición, Familia y Propiedad”, figura insigne y punto de referencia de las dictaduras latinoamericanas de los años 70. Peña Esclusa, gracias precisamente a esas amistades, entró en contacto con los servicios estadounidenses y participó en el golpe de estado contra Chávez el 11 de abril de 2002. Hoy lidera una organización minúscula, Fuerza Solidaria, que apunta manifiestamente a la instauración de nuevas dictaduras militares en América Latina: “No creemos en soluciones democráticas”. Aunque actualmente pretende metas más altas, sus socios europeos son la Falange Española y Forza Nuova en Italia.

Es difícil seguir sus movimientos, pero no es difícil entender por cuenta de quién los hace. El corazón de su gira está en Washington, donde neoconservadores importantes consideran al antisemita venezolano un idiota útil, pero no es de allí de donde parte Peña Esclusa. De camino a Washington –quién sabe por qué motivo sentimental- nuestro héroe se detiene en El Salvador, donde arranca aplausos del partido Arena, ése de los escuadrones de la muerte de Roberto D’Abuisson, que hizo que asesinaran en el altar a Monseñor Oscar Romero y tenía a Jon Sobrino entre las víctimas señaladas. Evidentemente Monseñor Romero, asesinado en el altar, sigue siendo enemigo de las altísimas personalidades del otro lado del Tíber. Tras andar en compañía de los torturadores salvadoreños, Peña Esclusa desembarca en las altas esferas de Washington DC. Dicta conferencias en universidades, concede entrevistas a los Aldo Forbice estadounidenses, se pavonea, miente, da abrazos; está allí por y para eso. Todo lo hace a la sombra de la fundación antiterrorista de George Schultz, Comitee on Present Danger [Comité para el peligro presente, N. d T.], el cual para quien no lo recuerde, fue ministro con Nixon y después Secretario de Estado de Ronald Reagan; fue presidente de la Bechtel, la multinacional que hacía negocios con Sadam Husein hasta un minuto antes de bombardearlo. Bajo su responsabilidad recae la fase tardía del apoyo a las dictaduras de América Latina y la guerra sucia contra la Nicaragua Sandinista.

Y resulta que Peña Esclusa, a miles de kilómetros de distancia, vuelve a contar lo que la CIA quiere oír: que fábricas de bicicletas trafican con uranio hacia Irán, que Caracas está llena de terroristas islámicos y que para ellos existe hasta un vuelo directo desde Maiquetía hasta Teherán. Chalabi era un don nadie, al que, una vez agigantado gracias a amigos poderosos, los Estados Unidos eligieron como títere, para Irak. En torno a Peña Esclusa rota una operación idéntica de los neocons para que acabe convirtiéndose en el Quisling [títere de Hitler en Noruega, N. d T.] de la nueva Venezuela. Sólo que ya se sabe que estas operaciones no siempre salen bien..."

Texto completo en: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=2244&lg=es

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