sábado, 8 de noviembre de 2008

Encuestas Dudosas y Otros Indicios de Fraude Electoral

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Viernes, 07 de Noviembre de 2008

Unidad Nacional de Abogados por la Justicia y la Democracia, UNAJUD.

Desde el martes 28 de octubre, cuando por primera vez, El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica coincidieron en presentar en sus titulares y en amplios reportajes, una supuesta ventaja de apenas cuatro o tres puntos porcentuales del FMLN sobre ARENA, mientras ese mismo día por la noche, en el Programa “Ocho en Punto”, conducido por Narciso Castillo en el Canal 33, la Universidad Tecnológica, a través de su Vicerrector Académico, de forma valiente dio a conocer los resultados de su más reciente encuesta realizada entre el 24 y 26 de octubre, que revelan una sólida ventaja del candidato por el FMLN de 14.5 puntos porcentuales por encima del candidato de ARENA, podemos comenzar a vislumbrar con mayor claridad el propósito de dichos sondeos y los de TCS.

Esas primeras planas hacen válidamente conjeturar que no se trata de una sencilla coincidencia, como no puede ser una simple casualidad que El Diario de Hoy se haya decidido a contratar a otra empresa, Borges y Asociados, para que esta vez le presentara resultados distintos a los que se vio obligado a publicar varios meses atrás en los que tuvo que admitir una amplia diferencia favorable al FMLN.

La especulación es válida en todo campo del saber, incluso en el ámbito de las ciencias naturales, por lo tanto es válido especular que las encuestas de estos llamados “grandes medios de comunicación” (TCS, El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica) cuyos intereses económicos, políticos e ideológicos son tan similares a los del partido gobernante, formen parte de una estrategia orientada a servir como “sustento técnico”, a una nueva forma de fraude electoral que no sería igual a las burdas maniobras realizadas durante la época de la dictadura militar, sino algo más moderno y sofisticado.

Un fraude electoral en pleno siglo XXI, dentro de una democracia formal, no puede ser como los perpetrados por las dictaduras oligárquico-militares de los años 70 del siglo XX, que utilizaban métodos tan rudimentarios como rellenar urnas con papeletas marcadas a favor del partido oficial.

Tampoco se puede recurrir, como antes se hacía, a la “Benemérita Guardia Nacional” ni al Ejército, para intimidar a los sectores de oposición y alejarlos de las urnas. Pero el hecho de que ya no se pueda recurrir a esos burdos métodos, no significa que ARENA y los grupos monopolizadores del poder político, hayan renunciado a su vocación antidemocrática, hegemónica y estén dispuestos a entregar el poder Ejecutivo. Creer que en nuestro país no es posible la perpetración de un fraude electoral por el sólo hecho que se han realizado sucesivas elecciones desde los Acuerdos de Paz con la participación y aceptación de los resultados por parte del FMLN, es una ingenuidad.

¿Qué bases existen para sostener esta sospecha de fraude electoral? En primer lugar, varias encuestas revelan que aproximadamente el 60% de la población considera que sí puede haber fraude en las elecciones del 2009 y muestran claramente su desconfianza hacia el supuesto árbitro de la contienda como es el Tribunal Supremo Electoral, claramente parcializado a favor de la derecha.

En segundo lugar, la experiencia histórica; los escandalosos fraudes electorales de la década de los 70, fueron uno de los factores determinantes para el estallido de la guerra civil que padecimos a lo largo de la década de los 80. En tercer lugar, la permanencia en el poder de la derecha que, por supuesto, no está nada dispuesta a entregar la conducción del país a quienes considera sus enemigos y a los que únicamente ofrece “la tumba donde los rojos terminarán”, como lo dice la marcha oficial del partido gobernante.

En cuarto lugar, el fraude es una práctica tan inveterada en nuestro medio, que hasta puede sostenerse que el mismo Estado salvadoreño es un fraude, no existe el Estado de Derecho, lo que tenemos es un régimen de gobierno corporativo, que promueve y defiende ante todo los intereses de ciertos grupos de poder político y económico, pero que poco le importa satisfacer las demandas, derechos y necesidades de la gran mayoría de la población.

Un régimen que, entre otras cosas, no ha sido capaz de desarrollar dos de las funciones esenciales de cualquier Estado como son garantizar la seguridad de sus ciudadanos/as, con altas cifras de criminalidad y violencia cuya máxima expresión son las espeluznantes tasas de más de 60 homicidios por cada 100,000 habitantes en los últimos cinco años; y, por otra parte, la recaudación tributaria, ya que según la USAID, existe una evasión fiscal aproximadamente del 47% del impuesto sobre la renta y 37.3% del IVA, que para el año 2007 se tradujo en una pérdida de 753 millones de dólares (1), por lo que en 19 años esa evasión se traduce en una increíble suma de más de 14,000 millones de dólares que el gobierno no ha sido capaz de recaudar.

¿Cómo pueden servir las encuestas a un fraude electoral? Primero hay que distinguir unas encuestas de otras. Están las que realizan instituciones independientes con propósitos de proyección social o de promoción de prestigio institucional como las de los centros especializados en opinión pública de varias universidades del país, o la que realizan empresas encuestadoras de amplia trayectoria por iniciativa propia como la CID Gallup.

Por otra parte, están las encuestas realizadas por encargo de los partidos políticos o de algunos medios de comunicación a determinadas empresas y, por último, están las encuestas realizadas con recursos y métodos propios de algunos medios como el caso de La Prensa Gráfica.

Por lo menos cuatro instituciones encuestadoras, reconocidas por su seriedad, prestigio e independencia, como son la CID Gallup; el Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA); el Centro de Opinión Pública de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) y el Centro de Investigación de la Opinión Pública Salvadoreña de la Universidad Tecnológica (UTEC), en sus más recientes encuestas, realizadas entre finales de septiembre y finales de octubre, sitúan al candidato del FMLN con un ventaja que oscila entre 23.7 puntos porcentuales (UFG) y 14.5 puntos porcentuales (UTEC) sobre el candidato del partido ARENA; margen suficiente para que el FMLN gane directamente la Presidencia de la República sin necesidad de una segunda vuelta electoral.

No puede ser una simple casualidad que tres de los grandes medios de comunicación, (TCS, El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica), caracterizados por su clara afinidad de intereses con el partido de gobierno, coincidan en presentar una ventaja tan mínima de aproximadamente cuatro o tres puntos –aunque siempre con ventaja para el candidato del FMLN –, como resultado de las encuestas que dichos medios han realizado por cuenta propia o por encargo a empresas encuestadoras.

En segundo lugar, el conocimiento, la información, el mismo saber científico no es neutral, están ligados de forma directa o indirecta al ejercicio del poder y para demostrar esto bastaría hacer un recorrido breve de la historia de la antropología, la sociología, la criminología, la psicología, la medicina, la biología y otros campos de la ciencia que por largos siglos se empeñaron en revestir como verdad científica la supuesta ventaja evolutiva del hombre blanco europeo o anglosajón, por sobre el resto de las razas o grupos étnicos del mundo, con el fin último de justificar la hegemonía colonial.

Entonces, por qué escandalizarse si se conjetura que la difusión de información supuestamente basada en métodos técnicos o científicos como son las encuestas de opinión pública, puedan formar parte de una estrategia política, orientada a impedir la alternabilidad en la Presidencia de la República.

Detrás de la supuesta coincidencia de los datos presentados por El Diario de Hoy, TCS y La Prensa Gráfica, está la necesidad que tendría el partido gobernante, de contar con un sustento técnico, pseudocientífico, para alegar que, si bien las universidades y otras instituciones detectaron una amplia ventaja a favor del FMLN, otras entidades auto proclamadas como serias, imparciales y responsables, como son los mencionados medios de comunicación, ya habían advertido que la ventaja del partido de izquierda sobre el partido oficial, no era tan amplia y por lo tanto éste último no sólo podía alcanzar a su contendiente sino incluso rebasarlo.

¿Cómo contrarrestar el fraude electoral? Las coincidentes encuestas de La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y TCS, parecen ser una señal de que las cartas ya están tiradas; el bloque de derecha hegemónico está dando claras señales de unir filas para evitar a toda costa que un partido de izquierda gobierne en nuestro país. Quienes piensan que para lograr un verdadero cambio de gobierno basta con ganar las elecciones, se equivocan. En El Salvador, además de ganar las elecciones se requiere evitar el fraude, distinto a los primitivos fraudes de la década de los 70, pero fraude al fin.

Para contrarrestar la vocación antidemocrática de dicho bloque de poder, el FMLN, sus candidatos, los grupos que les apoyan y en general todos los sectores sociales y políticos democráticos, progresistas y transformadores, deben comenzar urgentemente una serie de medidas.

La primera de ellas es denunciar esta situación tal como es, como indicio de maniobras de un fraude al estilo del siglo XXI, cuya posible perpetración cuenta con bases suficientes como las que se esbozan en este artículo; las encuestas posiblemente manipuladas por los medios de comunicación indicados, no pueden verse únicamente como acontecimientos aislados, casuales o coincidentes, sino como parte de una estrategia que necesita contar con una base técnica para luego hacer uso de los grandes huecos que ha dejado el Código Electoral, como por ejemplo la posibilidad de introducir papeletas sin firma del Secretario o sin sello de las Juntas Receptoras de Votos a favor del partido oficial que, según una de las más escandalosas reformas, serían válidas.

Sumando a lo anterior el hecho de que el Tribunal Supremo Electoral está en manos del bloque de derecha, el panorama se cierra realmente para presagiar que un fraude técnico, de nueva generación, no solo es posible si no altamente probable y más aun si previamente se ha tejido un telón de fondo para convalidar, para legitimar el supuesto crecimiento electoral del partido gobernante.

En segundo lugar, deben redoblarse los esfuerzos de defensa del voto y de neutralización del fraude, para lo cual debe desde ya comenzarse a denunciar ampliamente en el ámbito nacional e internacional, las maniobras orientadas a perpetrar ese fraude de nuevo tipo.

En tercer lugar, se requiere que la comunidad internacional participe ampliamente durante tres fases de supervisión de las elecciones: verificación previa que debería comenzar de inmediato porque estamos a menos de tres meses para la primera elección legislativa y municipal; una segunda etapa de verificación durante el desarrollo de las elecciones; y, por último, una vigilancia posterior al día de las elecciones que no debería ser menos de siete días o hasta que se declaren firmes los resultados. En cuarto lugar, es necesario que las organizaciones de la sociedad civil participen también en este proceso de vigilancia electoral, como lo hará la UNAJUD.

Por el bien de El Salvador, ojalá que se pueda neutralizar esa vocación antidemocrática de los grupos que integran el bloque de derecha y que se respete la voluntad mayoritaria del pueblo que con toda claridad se está pronunciando a favor de la alternabilidad en el poder político de nuestro país.

1 “Suma evasión fiscal de 2007 en El Salvador 753 millones de dólares”, Semanario “El Independiente”, edición 181, lunes 15 de septiembre de 2008, p. 5

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