viernes, 30 de enero de 2009

Viviendo del pasado

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Néstor Martínez
Periodista

Sin vergüenza de ningún tipo, el partido ARENA está haciendo sonar en varias radios su fatídico himno, cuya frase “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”, es la reafirmación de su origen criminal. Como si esto fuera poco, luego que Norman Quijano ganara la alcaldía capitalina, Rodrigo Ávila, un ex escuadronero, sacaba, exultante, su odio a quienes considera comunistas.

Esto es, ni más ni menos ARENA, un partido cuyos dirigentes tienen el cerebro subdesarrollado, incapaces de avanzar en la historia, anquilosados en un pasado que la humanidad se esmera en superar con el humanismo, la tolerancia, la democracia.

Por eso no es raro que los observadores electorales extranjeros se refieran a que ARENA vive de ideas originadas en la “guerra fría”, cuando los Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética, tenían escenarios de combate en todo el mundo. Una época ya superada por la humanidad, pero no por las mentalidades de ARENA.

Si esa es la mentalidad del que quiere ser Presidente de la República, es indudable que en las próximas elecciones presidenciales, el pueblo salvadoreño debe elegir, sin ninguna exageración, entre el atraso de ARENA, o la posibilidad de dar un paso seguro hacia nuestro futuro como Nación, en verdad libre de estupideces como esa del comunismo o del anticomunismo, para insertarnos en el mundo moderno, con la entera libertad de que no tendremos un arma en nuestras sienes si pensamos diferente.

Ávila es la continuidad del terror, la prepotencia, la truculencia, la corrupción, la mediocridad, el atraso, la violencia, la delincuencia, los escuadrones de la muerte, las amenazas, la compra de voluntades, el tráfico de influencias, exportadores de salvadoreños como muestra de su mejor “industria”, el robo del Presupuesto Nacional, convertido en un fondo para mantener la maquinaria que hace ricos a unos pocos, negándole al pueblo sus legítimas aspiraciones.

Un botón de muestra es el triste y paupérrimo papel del Tribunal Supremo Electoral, cueva de corrupción de todo tipo, que permite y complace todas las violaciones que ARENA ha hecho del Código Electoral.

Esta es la gente que mantiene a El Salvador atrasado, incapaz de participar en el concierto de las naciones civilizadas, que hace que nos avergonzemos cuando en otros países se refieren a El Salvador, como uno de los países más violentos y subdesarrollado.

¡Qué les importa que salgan madres caminando con dolor de recién paridas a tomar el bus para regresar a casa! Ni una ambulancia, pero para ellos compran con nuestros dineros flotillas de vehículos proveídos de gasolina para muchos años.

Ni siquiera, como pregonan esos ladrones de saco y corbata, están implantando un verdadero capitalismo, ya no digamos democracia. Lo que han implantado es un robo sistematizado, que matizan con bonitos discursos para bobos.

Existe la posibilidad de que el pueblo salvadoreño siga viviendo en el pasado, atemorizado, recibiendo la dosis diaria de temor e ignorancia, y todo el atraso que implica ARENA; pero también existe la posibilidad de quitarnos de una vez, y ojalá para siempre, a estos criminales de nuestras espaldas.

Como siempre nos lo recuerda Roque Dalton, el máximo poeta salvadoreño: ES EL TURNO DE LOS OFENDIDOS.


Tomado de DiarioCoLatino.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos areneros y sus menteros están graves de avaricia, no quieren dejar la manera fácil de vivir con tantos privilegios, carros de lujo con todo y combustible, viajes,ropas, restaurantes de lujo, hoteles de cinco estrellas y como si fuera poco llegan a los supermercados llenan sus carretillas y solo entregan un vale.. que tremenda y marcada desigualdad sufre desde hace tanto este pueblo, pero es demás estos voraces no quieren dejar su comodidad, por eso para épocas de campañas salen en estampido a injuriar con tanto cinismo, con tanta vileza a sus opositores, estos ociosos ladrones andan defendiendo sus libertades para seguir saqueando los bolsillos del ciudadano trabajador y lo poco que le queda al país.