Opinando sin política (518)

Eduardo Badía Serra

Finalmente, el Tribunal Supremo Electoral ha dado los resultados de las elecciones del pasado 18 de enero. Yo sostengo mi posición, manifestada en mi columna anterior, en el sentido que el ganador de las elecciones ha sido el FMLN, quien se ha convertido en la primera fuerza política del país, al margen de los esfuerzos maliciosos de algunos medios que pretenden distorsionar esta realidad, pero que quien ha triunfado políticamente ha sido la derecha, esto es, Arena, PCN y PDC, quienes, en el fondo, son la misma cosa. El FMLN obtuvo tres diputados más, mientras Arena perdía uno. El FMLN obtuvo una victoria a nivel municipal inobjetable; las principales alcaldías del país serán gobernadas por ellos; Arena y sus otros partidos, en cambio, perdieron alcaldías que habían venido ganando por muchos años. El FMLN aumentó su voto total apreciablemente; Arena escasamente lo mantuvo.

Pero Arena, el PCN y el PDC obtuvieron, juntos, 48 diputados y la alcaldía de San Salvador, con lo cual, las decisiones nacionales se ubican claramente en este sector político y serán ya nada más, cuestión de precio.

Por supuesto que perder la alcaldía de San Salvador es un duro golpe para las aspiraciones de la izquierda, y, repito, se impone en ellos una revisión de su actuación en este caso, que comprenda, cuando menos: Elección del candidato, campaña desarrollada, y actuación de su representante ante el Tribunal. La elección del candidato de Arena como alcalde de la capital es un aviso, es un signo que marca las tendencias de un sector de población que ante fue bastión del FMLN.

Sin embargo, sigo igualmente sosteniendo que en la elección del candidato de Arena como alcalde de San Salvador hubo fraude. No puedo afirmar que este fraude decidió la elección, pero sí que fue factor importante en ello.

El fraude, y una deficiente actuación del FMLN, fueron las dos causas que provocaron el resultado obtenido. Este fraude fue mayor que el que pudiera pensarse, y fue fraguándose con mucho tiempo de anticipación, ante la actitud inexplicablemente pasiva de este partido. Signos fueron manifestándose claramente a lo largo de la campaña. Nadie hizo nada para denunciarlo y menos para evitarlo. Hay demasiadas cosas que se dieron simultáneamente, actuando sinérgicamente para provocar esa penosa y condenable acción. Señalo algunas:

a) Permitir que personas que no son de San Salvador votaran en San Salvador;

b) Otorgar DUI a extranjeros de países vecinos para que votaran en San Salvador;

c) Trasladar y hospedar a personas foráneas en oficinas gubernamentales y luego trasladarlas, el día de la votación, a sus respectivos centros de votación;

d) Ocultar el padrón electoral a los partidos políticos y al pueblo;

e) Impedir al público el acceso a la página web del Tribunal Supremo Electoral un día antes, el propio día, y un día después;

f) Apertura demorada de las urnas, en algunos casos con retrasos de hasta cuatro o cinco horas;

g) Vigilantes de urnas con distintivos de otros partidos contratados por Arena, los cuales indudablemente llevaban por misión votar por este último;

h) El penoso y condenable papel del Fiscal General de la República y de los fiscales electorales;

i) La condenable acción de funcionarios públicos y de empresarios privados, presionando a su personal y a sus empleados de muy diferentes maneras para que votaran por Arena .

¡Muchas cosas juntas! ¡Muchas casualidades al mismo tiempo!

Ahora, ya todo concluido, resta esperar. ¿Qué se espera a futuro próximo? ¿Qué mejore la situación de San Salvador con un alcalde de un partido y un presidente de otro, ambos en permanente confrontación? ¿Qué mejore su actuación el Órgano Legislativo con una derecha consolidada por 47 a 49 votos y un presidente del FMLN? Difícil situación.

Ya, de una forma vergonzosa, se está negociando la presidencia del Órgano Legislativo, buscando llevar a un diputado electo que ha sido repetidamente señalado y rechazado, a costa de obtener prebendas y respaldo en la próxima elección presidencial.

Habrá que esperar lógicamente que la Corte de Cuentas de la República siga como está, cohonestando robos y corrupción por doquier. Y ya veremos de nuevo un Tribunal Supremo Electoral conformado de similar forma al actual, golpeando sin cesar a la democracia y preparando el terreno para consolidar en el poder al partido de su predilección.

Hay que citar también el papel mediatizado y triste de los observadores de la OEA, quienes ligeramente vienen manifestando la limpieza y la claridad del proceso desde antes que este se desarrollara, sin entrar en los detalles y en los resquicios en los que se pueden encontrar sus irregularidades y sus vicios.

El FMLN entonces, es, hoy por hoy, la primera fuerza política del país. Pero la derecha, Arena, PCN y PDC, se ha consolidado y mantiene las llaves de las decisiones. Aquí, parece que Parménides ha ganado de nuevo la batalla al viejo Heráclito: El cambio es una ilusión, pura ilusión. Nada cambia. Y con ello, la democracia, nuestra folclórica democracia, sigue dándole la razón a los sacerdotes egipcios cuando estos le decían a Solón: ¡Oh, atenienses, no sois más que unos niños!

Por eso, yo digo:
Pueblo, ¡Rechaza las discusiones ligeras!
Pueblo, ¡Cuidado con los cantos de sirena!
Pueblo, ¡Levántate y anda!
¿De política?
¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!
¿Para qué?

De estas, y de otras cosas, seguiremos hablando, si Diario Co Latino me lo permite.