martes, 24 de febrero de 2009

Algo sobre las famosas 'libertades' de los areneros

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Arena y la libertad impuesta

René Alas

En más de algún diccionario de la lengua española, la palabra libertad se refiere a la capacidad que tiene el hombre de actuar libremente, sin obligación alguna. También se refiere al estado del que no sufre ni sujeción ni impedimento. Naturalidad, soltura, entre otras definiciones. La libertad entonces es un concepto muy de moda, principalmente en tiempos de elecciones. Es por esta razón que el gobierno y el partido oficial se atribuyen ser los defensores de la libertad o defensores de lo que ellos dan en llamar “un sistema de libertades”, esto produce consecuentemente una manipulación abusiva de tal concepto, amenazando y asustando, como es su costumbre, a la población con el hecho de que cualquier otro que ostente el poder y que no sean ellos, ese sistema de libertades quedará en riesgo de perderse.

Pero de qué libertades estamos hablando. Por ejemplo, ellos mencionan la libertad de expresión, la libertad de organización, sin pasar de manera mediocre de ese par de “sistemas”.

Pero, veamos más de cerca estas circunstancias para desenmascarar de una vez por todas la falacia que existe en cuanto a la famosa dicha de la libertad que poseemos. En primer lugar, es justo mencionar que a los salvadoreños ya no nos matan por opinar o denunciar las injusticias que hay que denunciar como lo hacían en los años 70 u 80, pero sí nos marginan o excluyen del sistema.

En cuanto a la educación, por cierto uno de los derechos fundamentales, los salvadoreños no somos “libres” de elegir la calidad de la educación para nuestros hijos, ya que si de calidad hablamos, hay que pagarla y muy cara. El salvadoreño promedio tiene que limitarse a la educación pública y el problema no es que sea pública, es que es de muy mala calidad, un salvadoreño no puede “elegir libremente” el colegio de su devoción, simplemente porque no le alcanza la cobija. No somos “libres” de elegir la vivienda digna en donde queremos vivir.

Revisemos otro de los derechos fundamentales que se nos vende como fundamental: la salud. Aquí el problema es más evidente debido a que para nadie es ningún secreto que en la red de hospitales públicos, los salvadoreños somos objeto de grandes carencias y maltrato; los hospitales carecen de medicamentos, de dignidad, de higiene.

Si un salvadoreño sufre de una enfermedad muy delicada como el trasplante de algún órgano vital, a este no le queda más remedio que depender de la beneficencia pública como campañas humanitarias, ayuda de organizaciones privadas, salir hacia el exterior con la ayuda de dichas entidades o morirse, pero de ninguna forma es “libre” de elegir el hospital de su preferencia que tenga la mejor calidad en el país.

Y ya no se diga si se trata de alguna tomografía en la que ya fuimos testigos que las personas tienen que prestar dinero para pagarlas como cuando de dio el problema en el Ministerio de Salud ya de todos conocido.

Los salvadoreños tampoco somos “libres” de elegir la administración para nuestro fondo de pensiones, pues en los famosos “madrugones” se nos arrebatan nuestros ahorros. No somos “libres” de elegir nuestra moneda. Tampoco somos “libres” de elegir con nuestro voto que un partido desaparezca pues este será antidemocráticamente revivido a conveniencia de intereses muy particulares.

En cuanto a nuestra seguridad ciudadana, los salvadoreños tampoco somos “libres” de caminar por las calles sin el riesgo de que nos asalten a mano armada. Los pequeños comerciantes no son “libres” de pagarle la renta a los mareros porque la autoridad es incapaz de protegerlos. El comercio en general no puede ser “libre” de trabajar sin el costo de la seguridad privada que lo proteja.

En El Salvador no tenemos la “libertad” de votar sin la presencia mediática del miedo pues este se ha convertido en una herramienta oficial de nuestra democracia.

Si regresamos al caso de la famosa libertad de expresión, hay que mencionar, a propósito, que el candidato del partido
FMLN, Mauricio Funes, es producto del cierre deliberado de espacios. Para nadie es tampoco ningún secreto que al ex entrevistador se le llegó a restringir la pauta publicitaria en el canal de televisión para el que laboraba; su programa “Sin Censura” fue obligado a salir del aire. Por Dios, ¿de qué libertad de expresión estamos hablando?, por supuesto de una libertad impuesta, aquella que dice: “hasta aquí eres libre, de aquí no pases por que yo lo digo”.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

quisiera que explicaran que sucede en cuba pais modelo a seguir por la cupula de su partido sobre la libertad de expresion o es que no leen noticias internacionales donde cita el comite de periodismo internacional que pide al gobierno cubano dejar libres a los periodistas que estan encarcelados ahi solo por informar las verdades que el estado queria que no supieran