lunes, 23 de marzo de 2009

El magnicidio de un profeta, Monseñor Oscar Arnulfo Romero

Monseñor Romero
El magnicidio de un profeta
Monseñor Oscar Arnulfo Romero


Eran las 6:30 de la noche, la radio YSKL interrumpió su programa y emitió la cortina musical de noticia de última hora, todos guardamos silencio, el reportero informó que “hace cinco minutos han asesinado al Arzobispo Oscar Arnulfo Romero”, no pusimos más atención a lo que posteriormente dijo, solo nos quedamos viendo los rostros. Tenía 14 años, mis hermanas no entendían nada de lo que se venía; mis padres y yo, jamás nos imaginamos tanto terror a partir de ese lunes 24 de marzo de 1980.

Apenas unas cuantas tomas de la televisión local y en los periódicos, las monjas del pequeño hospital la Divina Providencia cargaban el cadáver aún con vida del padre a quien llamaban la “voz de los sin voz”, sólo informaron que en el momento de la eucaristía, en la misa en honor a la madre de un periodista también asesinado, un francotirador le disparó al corazón.

Monjas y feligreses cargan el cuerpo aún con vida de Monseñor Oscar Romero.Esa misma noche el fotógrafo de la agencia UPI y del periódico local “El Diario de Hoy”, Eulalio Pérez, fue arrestado por la posibilidad de tener la fotografía de los asesinos del Arzobispo, “de acuerdo con las autoridades”, informaron las agencias AFP y AP. 1

La mañana siguiente, el gobierno prohíbe a la radio y la televisión divulgar información sobre la muerte del arzobispo.

Después de su magnicidio, la violencia se incremento en El Salvador; amenazas y asesinatos a periodistas, bombas contra los periódicos “El Independiente”, “ La Crónica ” y la Radio Católica YSAX. Los movimientos populares como los dirigentes de la derecha llamaban a una solución por la vía armada; esos discursos producían más muertes de jóvenes y campesinos a orillas de las calles.

Romero se unía a una lista interminable de personajes como Séneca, Tomás Moro, Galileo, Thomas Becket, Martín Luter King, y miles más en el mundo; quienes por expresar sus ideas y pedir cambios para una sociedad justa, “los insensatos con una bala asesina quisieron callar la justicia..”2

Los que planificaron su asesinato erraron en sus objetivos “la esperanza de que su muerte pusiera fin a la competencia entre las dos autoridades “legitimas” con ideologías en conflicto y recuperar la unidad de la iglesia institucional con sus posiciones originales. Y probablemente, la oligarquía esperaba que con su muerte el estímulo a la resistencia desaparecería”3

Pero 18 horas después del asesinato las protestas aumentaron, con un desfile silencioso de estudiantes, obreros, campesinos, religiosos y diplomáticos; la catedral y su plaza fueron invadidas por quienes veían en Romero al único líder que buscaba una solución pacífica al conflicto y que debería ser resuelto por los mismos salvadoreños 4.

Ellos estaban derrotando la cultura del miedo que en 1492 desembarcó en tierras americanas, esa conquista ejecutada por la doble complicidad de Iglesia y Estado 5, la biblia y la espada. Romero trabajó para empujar al pueblo a desafiar el divisionismo impuesto por una ideología sustentada en la violencia, la única meta de la oligarquía era hacer retroceder al pueblo a un estadio de sumisión.

Romero preside una misa con las comunidades de base de la Iglesia.La homilía del 23 de marzo, que los había sentenciado a muerte seguía y se sigue cumpliendo, ” en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión”.

El domingo 30 de marzo, unos 50 mil siervos de Romero llenaron la actual Plaza Cívica, querían por última vez, ver a su pastor y profeta; pero el funeral fue la nueva tragedia, una bomba estalló frente a Catedral y francotiradores apostados en los edificios circundantes asesinaron a unas 40 personas y más de 200 heridos. Esa noche, la Junta de Gobierno impone la Ley Marcial y culpa a la Coordinadora Revolucionaria de Masas por la violencia en el funeral del arzobispo. 6

El 7 de mayo de 1980 el Mayor Roberto D'Aubuisson es apresado en la Finca “San Luís” en la ciudad de Santa Tecla, junto a un grupo de civiles y militares. En el allanamiento se encuentra una cantidad significativa de armas y documentos que involucran al grupo con la organización y financiamiento de escuadrones de la muerte que habrían participado en el asesinato del Arzobispo Romero, allí se encuentra la agenda del Capitán Álvaro Rafael Saravia.
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1. Cables de prensa de estas agencias, publicados el 26 de marzo de 1980.

2. Canción “Alma del Pueblo”, dedicada a Monseñor Romero.

3. La Autoridad de Monseñor Oscar A Romero en la lucha del pueblo salvadoreño” Helen May Eaton, 1994, Pág. 38

4. Carta escrita al entonces Presidente de los EE.UU. Jimmy Carter y expuesta en su homilía del 17 de febrero de 1980 “el único capaz de superar la crisis es el mismo pueblo”, en alusión al nuevo envió de armas al ejército salvadoreño.

5. Cry of the people, Penny Lernoux, dice que el involucramiento de la iglesia en la hazaña de conquista hacía más difícil juzgar quien era más avaro, los conquistadores o los sacerdotes, quienes competían por la tierra y los recursos, pa10.

6. Cables AFP, AP y EFE, abril 01 de 1980.


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